25 February 2014
La dulce melancolía de dejarse llevar por el devenir de los acontecimientos…eso es lo que te imaginas cuando vas a ver ‘A propósito de Llewyn Davis’, lo que no sabes, es que es una cruda y monótona realidad.
Mi primera reacción, la más directa sobre esta película ha sido una absoluta y total decepción, de las grandes, de las que no te esperas y de las que no te quieres creer, porque aunque vas por el minuto 53, aun tienes la esperanza de que la cosa remonte.
Muchas expectativas tenía en este filme, quizá demasiadas, pero he de decir que tras superar el aburrimiento incomparable que me ha producido la primera media hora y después de un final insulso y sin sentido, puede que en la monotonía de este filme, resida precisamente su genialidad.
Los Coen no se inventan la realidad, no la aprisionan ni la abochornan con escenas propias de culebrón, sino que se dejan envolver por una absurda realidad en la que todos estamos y de la que no nos queremos dar cuenta por su alto porcentaje de tontería y aleatoriedad.
No hablaré de los personajes ni de la genialidad de Oscar Isaac (lo único que no me ha decepcionado), pero sí diré que ‘A propósito de Llewyn Davis’ muestra como pocas películas lo hacen, la absurda persecución de los sueños en muchas ocasiones y lo poco que se disfruta de un viaje que estamos viviendo ahora, en este momento y que no volverá, así que…menos soñar y más despertar, porque lo cierto es que tus sueños no siempre se hacen realidad y sin querer, no disfrutamos de lo bueno de nuestra realidad presente.