03 February 2016
Quien más y quien menos ha tenido una intervención quirúrgica a lo largo de su vida, y por ello, muy probablemente se sienta identificado leyendo este artículo.
El quirófano, la gélida iluminación y el viaje de la anestesia componen un escenario poco confortable y, para muchos, muy atemorizante.
El miedo es libre y casi siempre vive en esquinas del cerebro difíciles de visitar. Mucha gente coincide en tener miedo al quirófano, en realidad a los médicos en general. De ahí el síndrome de la bata blanca.
Al tratarse de una situación que provoca cierto temor, ansiedad e incertidumbre, tanto por el acto quirúrgico en sí como por el resultado sobre la patología a tratar, los pacientes suelen estar intranquilos, tienen problemas para dormir, algunos no logran confiar serenamente en el equipo médico y muchos están preocupados por su pronta reincorporación al trabajo.
En todos los casos, la psicoprofilaxis quirúrgica es una ayuda complementaria a la cirugía para afrontar lo mejor posible esa situación.
Las cirugías generan estrés en la mayoría de las personas independientemente de si son programadas o de urgencia, si son actos quirúrgicos mayores o menos.
Algunas cirugías pueden ser traumáticas psíquicamente, y esto depende” de los elementos que provienen de la historia de la persona, de cuestiones de la situación fáctica de la cirugía y de las condiciones de esa situación”
El apoyo psicoprofiláctico, está enmarcado en un equipo de trabajo interdisciplinar donde intervienen, básicamente, psicólogos y cirujanos, y tiene como meta proveer recursos para afrontar la enfermedad y la operación, reducir la ansiedad y los temores, y facilitar la recuperación.
El resultado de varios estudios confirma que la psicoprofilaxis quirúrgica disminuye el uso de analgésicos en todo el proceso operatorio y postoperatorio.
Fundamentalmente, hay dos posibilidades de superar el miedo: actuar para eliminar la amenaza o intentar tranquilizarse.
Como cualquier emoción, el miedo tiene un lado positivo. El miedo es un indicador de que algo no va bien. Sin embargo, las emociones de miedo pueden superarse dando una interpretación más positiva a la situación que se vive como amenazadora.
Detrás de esto está la idea de que un acontecimiento sólo desencadena una reacción de estrés cuando es interpretado como amenaza. Desde el punto de vista psicológico, el estrés es el resultado de un proceso cognitivo subjetivo.
Conclusión, toda operación es una situación no controlada por nosotros mismos, provocándonos factores de estrés, ansiedad, falta de apetito, de sueño e incluso muy probablemente, pensamientos negativos de cómo se va a desarrollar la intervención. Por ello, lo más importante es estar familiarizado con las herramientas necesarias para hacer frente a estos factores.
De ahí, que lo que más se trabaje en consulta sean las técnicas que nosotros mismos podemos realizar ante dichas situaciones como por ejemplo, rotura del círculo de pensamientos negativos, visualización de la situación, etc.
PSICÓLOGA CLÍNICA Y DEPORTIVA @inmaculadacruza