22 June 2015
Tras un desgaste de energía nuestra mente parece pedirnos a gritos que hagamos un corte para descansar, desconectar y respirar hondo. Nos pide un descanso para aclararnos un poco y volver a la intensa actividad del día a día, que nos envuelve de tal manera que no nos deja ser conscientes de dónde nos estamos metiendo en muchas ocasiones.
De ahí vienen las famosas frases ¿no sé cómo he llegado hasta esto? ¿Por qué habré hecho esto? ¿Cómo no me he dado cuenta antes? y así podría seguir enumerando varias.
Si somos rápidos a la hora de detectar las señales de alerta que nos indica nuestro cuerpo y mente, podremos amortiguar o incluso no tener una caída estrepitosa hacia lo negativo en nuestros pensamientos y emociones. Si estamos atentos a las señales emitidas por nuestro cuerpo y mente podemos corregir nuestra conducta mediante tareas sencillas como, dar un paseo para despejarnos y así activar las mitocondrias, que son la parte de las células que generan energía, podemos conseguir que en una semana nuestras mitocondrias doblen su tamaño, ayudando al cuerpo a producir más energía. Del mismo modo, la combinación de aire fresco y ejercicio también estimula el flujo de la sangre al cerebro y este recupera la claridad y el enfoque de nuevo.
Otra tarea sencilla pero muy olvidadiza, es beber agua regularmente. Según los estudios, la deshidratación puede ralentizar la función cerebral.
Todos sabemos que la única solución que siempre funciona para los problemas informáticos es el reinicio o “reset”, es decir, desconectar y volver a conectar el ordenador para que repita el proceso de carga del sistema operativo deshaciéndose de la incompatibilidad o atasco que la ha bloqueado en primer lugar. En el caso de algunas enfermedades que se desarrollan a lo largo del crecimiento infantil hasta convertirse en un problema difícilmente solucionable en la edad adulta, sería interesante que el cerebronos permitiera actuar como un ordenador, ¿verdad? Sin embargo, es complicado porque el cerebro cambia a lo largo de la infancia y juventud, haciéndose menos permeable por ejemplo a determinados tipos de aprendizaje.
Por ello, es importante que seamos conscientes que toda mente y cuerpo necesita descansar, necesita una vía de escape que permita que no se acumulen los malos pensamientos, las erróneas emociones, y los feos actos. No debemos juzgarnos por tener todo ello, pero sí debemos cuidarnos para que no exploten de una forma incorrecta.
Hoy en día se ha puesto muy en auge la meditación, entre otros motivos, porque nos ayuda a saber qué es lo que necesita nuestro cuerpo. Nos ayuda a focalizar la atención en cada una de las partes de nuestro organismo unido a un momento de relajación y dedicación plena a nosotros. Hecho sencillo, pero que en la vorágine de nuestro día a día es imposible conseguir. De ahí el éxito que están teniendo las técnicas de relajación, meditación y control de mente.
Ya lo dijo el científico Ramón y Cajal, cada persona se deteriora según ha vivido. El cerebro es como un músculo cualquiera del cuerpo humano que hay que ejercitar para “desarrollar musculatura en este caso cerebral. Es como una rotura de pierna en la que se tienen que estar quince días sin moverla. Pasado ese tiempo, se ha perdido masa muscular y hay que ejercitarla para volver a tener tono muscular.” Por esos motivos es importante seguir entre otras, las pautas arriba mencionadas con las que contribuir a que la mente se mantenga en buena forma. Sin olvidar por supuesto el buen humor u optimismo (psicología positiva).
Os animo a todos a poner en nuestro día a día la rutina de un tiempo de dedicación a nosotros mediante ejercicio al aire libre, lectura, una conversación agradable o simplemente una hora de meditación.