03 November 2014
De unos años ahora, quien más y quien menos alguna vez nos hemos echado las manos a la cabeza, al ver una actitud o un vocabulario poco adecuado en un niño pequeño. Entendiendo por niño pequeño, los que se encuentran en la franja de edad comprendida entre los 5 y 8 años. Y siempre nos decimos a nosotros mismos, es que ahora no hay educación¡¡
¿Qué queremos decir con ello? ¿No hay pautas correctas en el colegio o en casa?
Ante esto, siempre están las dos versiones contrapuestas.
La de los padres, que manifiestan que ellos hacen todo lo que pueden en casa. Que intentan inculcarles buenas conductas y formas de estar, y sin embargo, el colegio se queja, manifestando que son los padres de “hoy en día” quienes fomentan esas conductas.
De hecho, solo hay que ver los telediarios o leer los periódicos, para conocer cómo ha aumentado las conductas agresivas en los colegios y en el ámbito familiar.
Por ello, ambas partes manejan su grado de razón. Al igual que ambas partes tienen una gran responsabilidad de cómo están creciendo los niños de nuestra sociedad.
Nuestra actuación, de padres y profesores, en estas situaciones es básica y ha de ser muy rápida. Porque es justo una de las edades más críticas del niño. Es la edad, donde todo se absorbe, donde todo lo que se ve y se oye, se aprende a la velocidad de la luz. Por ello, es fundamental, que lo que nuestros niños oigan y vean, sea lo que realmente queremos que tengan como principios básicos para su futuro. De ahí, que tanto en casa como en el colegio, se trabajen las mismas conductas y actitudes a desarrollar.
Hoy en día, los niños viven “enganchados” a las nuevas tecnologías. Tecnologías, que en muchos casos los mayores se las facilitamos para que nos dejen un rato de tranquilidad. Ese, es un craso error, puesto que el niño aprende que haciendo determinadas conductas que no sólo no va a recibir un “castigo” sino que será “premiado” con tiempo jugando al móvil, consola, etc.
Tenemos que aprender a hablar con los niños, a entenderles y a jugar con ellos. Es la única forma, que así colegio y padres pueden llevar al niño por el mismo camino. Son básicas, las reuniones entre padres y profesores para saber que queremos y cómo queremos enseñar al niño.
Esas reuniones tienen que tener una continuidad, para así poder evaluar la evolución del niño, tanto en el colegio como en casa. Puesto que hay casos donde el niño se comporta de forma muy diferente en función del lugar donde este, colegio o casa. Por ejemplo, hay niños que gritan en casa pero sin embargo en el colegio son los más callados, o viceversa. Todo ello, tiene un porqué y por eso, es fundamental la comunicación entre los mayores.
En el día de hoy, esta conducta que acabamos de mencionar, ocurre en un gran porcentaje de niños con padres separados. Su actitud en el día a día, es completamente distinta si están en casa, en el colegio, con amigos, etc. En este caso, tenemos que dedicar tiempo al niño para explicarle el porqué de las cosas, en enseñarle conductas en las que pueda manejar las distintas situaciones, sin que su situación pueda llevarle a tener un problema de autoestima, comunicación, etc.