Una mirada detrás de la publicidad y sus profesionales

Cualquier persona con una capacidad atencional al uso se habrá dado cuenta a estas alturas que tenemos la Navidad a la vuelta de la esquina. No es necesaria una perspicacia que haga de nosotros los Sherlock Holmes de esta realidad para llegar a esta conclusión. Las señales están ahí y son inequívocas. El bombardeo publicitario propio de estas fechas lleva en movimiento hace ya semanas. El asunto puede llegar a convertirse en un sálvese quien pueda. Sin embargo, no todo es negativo en este asunto. Gracias a la publicidad podemos llegar a enterarnos de los mejores precios en los productos que estamos buscando, dónde encontrar los servicios del profesional más adecuado o la idea para ese regalo que nos hará quedar como reyes el día de marras. Podría decirse que la publicidad cumple una interesante función social, incluso en épocas de intenso bombardeo puede resultar de utilidad y hacernos un poco más fácil la existencia.

Empezando por los clásicos folletos lidl que aparecen con frecuencia regular en nuestro buzón y nos informan sobre los productos especiales que esta cadena de supermercados va a poner a nuestra disposición en días venidekros, esta función de informar sobre aquello que podemos desear funciona con tan sólo ir a buscar el correo. El mundo de la publicidad incluye a su vez un componente creativo que es interesante estudiar. Los creativos de las diversas empresas emplean horas en diseñar campañas y anuncios, sería agradable para ellos que les agradeciéramos su trabajo y valorásemos el elemento artístico que aporta a nuestras vidas. Cierto que si uno pretende publicitar una cerrajería Alicante hay que ser un gran artista para conseguir algo que llame nuestra atención en medio de esta vorágine, ¿no sería de justicia aplaudir al genio que lo consiguiera? Una buena de conseguir que se valore el trabajo que cada uno desempeñamos es comenzar por valorar el que hacen los demás, y entre los creativos publicitarios hay mucho talento artístico. Pocas cosas gustan más a un artista que un buen aplauso.

Por supuesto, el arte de la publicidad no termina en el aplauso al creativo. Tiene que conseguir su objetivo de hacernos desear aquello que intentan vendernos. Esa es una misión que se hace más difícil en estos tiempos de sobredosis en los que estamos cada vez más inmunizados contra los encantos de sus mensajes. El recurso a las rebajas siempre es potente, así una oferta en colchones viscoelásticos puede llevarnos a plantearnos adquirir uno de estos colchones a los que precede su fama de ser cómodos, de adaptarse perfectamente a nuestros cuerpos durante el sueño y ser, a fin de cuentas, la mejor opción para el descanso. En otras ocasiones utilizar el reclamo de las ofertas no está al alcance del creativo y se tiene que recurrir a otras tretas como aludir a la gran variedad que de cierto producto tiene en stock un establecimiento. No todas las tiendas pueden presumir de tener todas las marcas de cafeteras del mercado. Por suerte, los publicistas tienen más posibilidades que seguir acudiendo al reclamo del sexo y tratar de atraer nuestra atención con anuncios de dudoso gusto y que cada vez se reconocen más como ataques sexistas contra la dignidad de la mujer. Al menos por ahí las cosas están mejorando. Siempre es interesante prestar un poco de atención a la publicidad más allá de aquello que pretenden vendernos.