En apenas tres años, Maria Angeles Muñoz ha pasado de ser inspectora de Trabajo a la Dirección General de Trabajo y en unos meses a estar al frente de la Consejería de Empleo, Mujer y Políticas Sociales, tres pilares de la acción del Gobierno Extremeño con el objetivo de reducir el desempleo, fomentar la igualdad y, atender la difícil situación social de la Extremadura de hoy.
21 September 2014 | Publicado : 15:53 (21/09/2014) | Actualizado: 15:58 (21/09/2014)
En el año 2003, ingresa en el Cuerpo Superior de Inspectores de Trabajo y Seguridad Social, desempeñando su trabajo en la Inspección Provincial de Trabajo y Seguridad Social de Badajoz, siendo esta ciudad su lugar de residencia. Desde el año 2007 hasta el 2012, ocupa el puesto de Jefa de la Unidad de Seguridad y Salud Laboral en la Inspección Provincial de Trabajo y Seguridad Social de Badajoz.
Desde febrero de 2012 y, hasta junio de 2014, desempeñó el puesto de Directora General de Trabajo en la Consejería de Empleo, Empresa e Innovación del Gobierno de Extremadura. Al frente de esta Dirección General, ha desarrollado y ejecutado las competencias sobre relaciones laborales, condiciones de trabajo, prevención de riesgos laborales y promoción y fomento de la seguridad y la salud en el trabajo; también, dependían las Unidades provinciales de Mediación, Arbitraje y Conciliación, junto a las competencias sobre sociedades cooperativas y laborales y, en general, el estímulo y desarrollo del movimiento cooperativo. Por otra parte, se ha encargado de promover diversas acciones para fomentar Responsabilidad Social, tanto en las empresas como en la Administración.
A partir de junio de 2014, cuando el Presidente del Gobierno Extremeño, decidió hacer una restructuración del ejecutivo regional, fue nombrada Consejera de Empleo, Mujer y Políticas Sociales, liderando un organigrama compuesto por las Direcciones Generales de Trabajo, Empleo, Política Social y Familia, Formación para el Empleo, del IMEX, de la AEXCID y, también del SEXPE.
En ningún país del mundo la igualdad es real y efectiva. Entonces, ¿por qué?, hay muchos ‘porqués’ o muchas causas. Mi experiencia personal es que nunca he tenido ningún obstáculo. Mi familia nos ha permitido a chicos y a chicas tener el mismo acceso a la formación y estar en igualdad de condiciones.
En mi profesión, mis compañeros hombres me han respetado siempre muchísimo y no he encontrado ningún ‘pero’, ni ningún obstáculo en acceder a un puesto de responsabilidad como el de ahora. Pero eso no es algo que le pase a todo el mundo, es una realidad.
Que se va avanzando y que hay una parte de la sociedad que está luchando y pujando para que eso sea real. Sí, pero vemos que la presencia de mujeres en consejos de administración, en cámaras de comercio o en cualquier organización, es muchísimo menor por ‘equis’ causas.
En muchas ocasiones, porque cuando una familia tiene hijos, a veces es la propia mujer la que decide voluntariamente hacerse cargo de los hijos, a veces por miedo, por una cuestión educacional o por diversas causas. Por eso hay que seguir luchando en esa materia porque estamos perfectamente capacitadas para acceder a puestos de responsabilidad.
Además, la conciliación de la vida familiar y laboral no es de la mujer, es de la mujer y del hombre, de los padres de las criaturas, y por lo tanto el problema no es una conciliación de la mujer, es una conciliación familiar, de todas las partes que están presentes en esa familia.
Si eso se lleva a cabo así, otorgando desde todos los miembros de esa familia la confianza a la mujer para que lo haga y no se sienta nunca culpable -porque en muchas ocasiones te abruma a veces la culpabilidad de decir ‘es que yo no he hecho, es que no he estado o es que he tenido una reunión esta tarde’…-. No, no hay culpables, los niños salen adelante perfectamente siempre que la conciliación sea real entre el padre y la madre. Y el problema que tenga la madre, es el mismo que tiene el padre, cuando eso se asume, la mujer puede llegar hasta donde se lo proponga.
¿Ése es el principal reto..... que las mujeres y los hombres asuman que esto es así?
Éso y, luego ya que se den la oportunidad desde esferas del poder a valorar a la mujer, tal y como se merece, por supuesto que sí. Que queda mucho recorrido… infinito, que hay más presencia de mujeres en puestos de responsabilidad… también, que el problema de la igualdad no es solo un problema de Extremadura, ni de España… que tenemos que hablar a nivel mundial. Y a nivel mundial la situación es bastante preocupante.
Por tanto, hay que seguir avanzando. Lo que me preocupa y me da pena es que tengamos que avanzar en un proceso que debería estar ya. Hace cien años, más o menos, hubo una serie de mujeres muy luchadoras que se echaron a la calle en pos de la igualdad, y hace ya muchos años de eso.
¿Crees que es fundamental la educación en pro de la igualdad?
Sí, sí, sí, sin duda. Es que hay que partir de eso, de los niños de ahora, hacerles ver, que las niñas y los niños son exactamente iguales. Que todos vamos a tener peculiaridades, por supuestísimo que sí, ni fisiológicamente somos iguales y a veces tenemos determinados gustos que pueden ser diferentes –a lo mejor porque la sociedad nos lo ha inculcado- pero es así. Sin embargo, en determinados aspectos somos perfectamente iguales y absolutamente compatibles.
Y lo que tienen que hacer también los hombres es apoyar esa igualdad de la mujer, el admitir y el valorar que hay veces que tener una compañera es muy positivo; que tener una mujer miembro de un consejo de administración, aporta muchísimo a ese consejo de administración; que tener parlamentarias mujeres, aporta muchísimo a ese Parlamento; que la participación de la mujeres en la elaboración de las normas –eso está comprobado y Ban Ki-moon (Secretario General de las Naciones Unidas) lo dijo en su momento- hacen que tengan un toque muy particular desde un punto de vista social; que el trabajo de la mujer tiene un rendimiento importantísimo, no solo desde el punto de vista agrícola -que eso está ya muy estudiado-, sino en el sector servicios y en cualquiera de los sectores.
Hay una capacidad, que no digo ni que sea mayor o menor que la del hombre, pero que aporta mucho de positivo y mucho de complementario a las decisiones y actuaciones que pueda tener un hombre, con lo cual se enriquece la sociedad. Es la única vía de progreso el hecho de que haya igualdad entre hombres y mujeres.