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Victor Ullate: 'Antígona es un broche no sé si de oro o de platino, pero es un buen adiós'
Ante su retira, afirma: 'Quisiera que la compañía siguiera porque tiene una gran historia dentro del panorama español'
Este viernes, Víctor Ullate estrena en el Festival de Mérida su ballet 'Antígona', un trabajo en el que no hay palabras, sólo expresión corporal, y que está protagonizada por un personaje emocional y potente que va contra las leyes.
Tras anunciar su retirada con este montaje, el bailarín, coreógrafo y director de espectáculos de danza explica que ha elegido La Vera como próximo lugar de residencia porque es un lugar idílico y lleno de vegetación, donde ya tiene amigos.
¿Cómo fue concebida la obra con la que va a despedir su carrera en Mérida?
Yo nunca hubiese pensado hacer una Antígona, no estaba dentro de mi idea pero cuando Jesús Cimarro me propuso hacer un ballet pensé en Antígona porque es una de las figuras míticas dentro de Sófocles.
La historia donde la heroína hace todo porque ella lo cree así. Ella cree que es justo enterrar a su hermano con todos los hombres. Y ha sido un placer hacerla.
Descríbanos esta Antígona emocional y, con tanta fuerza.
Es una mujer muy potente, una líder que iba contra las leyes. Era muy convincente en lo que creía, fue contra el poder de su tío Creonte y dijo 'voy a enterrar a mi hermano' con los honores que merece.
En esta obra, contamos la historia desde el principio hasta el final y yo creo se entiende muy bien.
¿Con qué episodio arranca el ballet?
Empieza con Edipo y Yocasta. Él se saca los ojos cuando Tiresías le dice que es su madre. Después está la muerte de los dos hermanos, el ejército de Tebas... aparece luego Eurídices y Creonte con su hijo Hemón y se ve como lo nombran rey. Y así hasta llegar a la tragedia de la condena de Antígona. Se entiende muy bien cuando Creonte la maldice, la condena.
¿Qué puede adelantarnos de la música que acompaña este ballet?
Las músicas son muy sugerentes, preciosas y se te ponen los pelos de punta. Además, el ballet es muy colorido, con unos trajes preciosos de Iñaki Cobos.
¿Y la coreografía?
Con la coreografía, todo fue muy rápido porque teníamos muchas ganas y mucha ilusión Elegimos música, partes, un guión... La historia empieza con Edipo y no con Antígona en sí porque yo quería darle más intensidad al asunto sacándose los ojos Edipo.
Eso muy trágico. Es difícil hacer una obra así, donde no hay palabras, solo hay expresión corporal, y ese es uno de los encantos de esta montaje. No hemos tenido necesidad de que nadie cuente la historia para saber qué es lo que está pasando. Además yo pienso que el público aquí ya conoce el mito de Antígona, que ha sido tantas veces representada en teatro.
¿Con qué mensaje se va a quedar el público?
Con el mensaje del amor, de lo que son las creencias... Una tragedia como esta da pie para muchas cosas.
¿Qué le va a aportar Lucía Lacarra al personaje de Antígona?
Lucía es una bailarina mundialmente conocida, lleva dos años trabajando con nosotros como artista invitada y ha sido alumna mía. También hay otra Antígona, representada por Laura Rosillo, en la última función.
Cada una hace una Antígona muy distinta. Las dos son muy actrices porque se necesita interpretar muy bien.
¿Es esta obra un broche de oro como el que había pensado poner a su carrera?
Yo creo que sí, es un broche no sé si de oro o de platino, pero es un buen adiós. Nunca se puede decir adiós pero es un adiós a una carrera muy intensa.
No es fácil dirigir, no es fácil coreografíar, no es fácil mantener una compañía durante 30 años... Esta es una compañía semi privada que no tiene la ayuda necesaria para cubrir unos sueldos a final de mes.
Alguna vez ha dicho tener deudas precisamente por la compañía
Yo he avalado con mi patrimonio, si no es imposible hacer proyectos. Los bancos no te dan ni un euro sin avalar. Pero no me importa porque he hecho lo que me ha dado la gana y lo que he querido.
Yo quería que España tuviese un ballet de estas características, quería hacer escuela, quería hacer bailarines, quería hacer ballets. Lo he hecho todo.
Este es un momento, a mis 72 años, cuando he tenido dos sustos, que agradezco tanto lo que he podido hacer...
Tras superar recientemente un infarto, que sufrió en medio de este proyecto de Antígona,.....¿tuvo tentación de abandonar?
No, tenía que terminar como fuese. De hecho la semana pasada yo estaba trabajando y terminando el ballet. Me he recuperado muy pronto y muy bien. Yo creo que la ilusión hace que te recuperes.
Y después de Mérida....¿dónde podremos ver su Antígona?
Vamos a El Escorial el 8 de agosto, estrenamos en Madrid el 22 de agosto, y el 17 en San Sebastián.
Ha dicho que no sabe el destino de su compañía, ¿acaso no tiene relevo?
No soy una persona que haga futuro y esté pensando en el mañana, sino en el hoy. No sé lo que va a pasar, no tengo ni idea porque... es verdad que hay novios, que hay gente que está interesada en la compañía.
Pienso que, en una de las conversaciones que tuve con Jaime de los Santos —consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid— él quería hacer suya la compañía, de la Comunidad de Madrid. Cosa que me parecería lo mejor, sería estupendo.
Pero, no sé exactamente qué decirte. Yo lo único que puedo decir es que quisiera que la compañía siguiera porque tiene una gran historia dentro del panorama español. No se debe perder una compañía con tal envergadura, tal repertorio, porque hemos hecho muchas cosas muy interesantes.
Sobre su anuncio de venir a vivir a La Vera, ¿tiene ya fecha para instalarse?
En cuanto esté la casa de Villanueva de la Vera donde me quedaré; es una antigua casa rural que he mejorado un poquito porque llevaba muchos años y había que restaurarla.
¿Por qué ha elegido este lugar?
Yo voy a La Vera muy a menudo, casi todas las semanas. Está muy cerca de Madrid y es una zona llena de vegetación. El Almanzor me trae mucha energía, me encantan los ríos, las pozas... es un sitio ideal, idílico. Allí tengo amigos y todo el mundo me conoce ya. Extremadura es maravillosa.
¿Y qué va a hacer con su tiempo?
Al estar cerca de Madrid seguiré yendo a ver mi fundación, mi escuela, con los niños. La Fundación para la danza es un proyecto muy bonito para ayudar a niños que quieran bailar pero no tengan recursos para hacerlo.
Por eso, quiero que siga la fundación y quiero hacer 'la casa de la danza', que a este paso también me vengo aquí con ello (risas).
¿Quiere decir una casa de la danza como lugar físico para estos chicos?
Sí, una casa donde todos estos niños estén, pero no sé dónde todavía, está por ver. Un lugar donde ellos puedan tener su habitáculo, dormir, bailar, ensayar.
Ahora, ellos tienen su estudio en la fundación pero después van a sus casas o a sus casas de acogida.
Premio Nacional de la Danza en 1989, Medalla de Oro de las Bellas Artes en 1996, Premio Max en 2007, y otros muchos reconocimientos, ¿qué le ha quedado por hacer?
El mayor premio es que me den una casa de la danza para que esos niños puedan ser el día de mañana grandes bailarines.
De hecho, han salido ya bailarines de la fundación, que ahora están en Holanda, Inglaterra, Francia...
¿No va a desconectar de todo lo que ha venido haciendo?
No voy a desconectar, siempre voy a estar muy al tanto porque es mi vida, pero sí voy a tener tiempo para mí, para pintar, para leer, escuchar música, quiero hacer también cerámica...
Quiero hacer muchas cosas que no he hecho hasta ahora y que, no sé si me dará tiempo porque ya tengo una edad.