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Amigos de Mérida plantea erigir monumento en honor a dos 'mujeres olvidadas' de la ciudad

Propone 'rescatar del olvido' a Cornelia Nothis y a Sentia Amarantis, quienes rompieron los 'férreos dogmas establecidos y arquetipos sociales'.

La Asociación Amigos de Mérida, con motivo de la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres, ha propuesto erigir un monumento en honor de dos "mujeres olvidadas" de la ciudad, en concreto Cornelia Nothis y a Sentia Amarantis.

En concreto, el colectivo ha planteado "rescatar del olvido" a estas dos mujeres que fueron capaces de romper los "férreos dogmas establecidos y los arquetipos sociales", así como desarrollar actividades que, en la inmensa mayoría de los casos, desempeñaban los hombres de su tiempo.

Para ello, han sugerido erigir un monumento a estas dos féminas en algunas de las muchas glorietas y rotondas que aún están esperando a ser dotadas de identidad en Mérida.

"La historia nos dejó el legado de personajes importantes para el devenir del tiempo, para trascendencia de nuestra ciudad. No faltan rotondas y glorietas que nos los recuerdan: Augusto, Agripa...", apostilla.

Sin embargo, "casi no hay presencia femenina en nuestra ciudad que ocupe esos espacios, más allá de la Mártir Santa Eulalia, encarnación de una adolescente empoderada que lucha por sus ideales hasta dar la propia vida", según ha añadido en una nota de prensa.

De este modo, ha explicado que existen en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida dos lápidas funerarias de mujeres que "merecen ser puestas en valor", ya que son mujeres "con nombres y apellidos y un oficio con el que subsistir, trascendiendo así del ámbito de la domus".

Por ello, con el asesoramiento de Pilar Caldera, conservadora del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, se puso en la pista de estas dos mujeres, que son Cornelia Nothis y Sentia Amarantis.

Cornelia Nothis, nacida esclava, logró la libertad y pudo formar parte de las gregues o catervae, compañías de teatro por lo general mixtas, mientras que Sentia Amarantis, esclava emeritense, desposada y manumitida por Sentio Victor, regentó un termopholium, restaurantes donde se vendían comidas calientes y bebidas, desde el que sin duda sería testigo del acontecer cotidiano de Augusta Emerita.